Jari Lavonen experto finlandés : “Hay que ser cauteloso con el uso de la IA”
“Hay que ser cauteloso con el uso de la IA”: la fuerte advertencia que llega desde uno de los países líderes en educación.
El experto finlandés Jari Lavonen explica que es necesario profesionalizar la carrera docente como uno de los pilares más importantes del sistema; recibió un doctorado honoris causa en la Universidad de la Ciudad.
Cautelosamente desconfiado, Jari Lavonen considera que la Inteligencia Artificial (IA) “es una herramienta digital muy compleja en la que no se puede confiar tanto porque da datos que no existen”. Aconseja “chequear bien su uso”, aunque admite que “ayuda en el soporte de la escritura, la gramática, en el arte y la música”. “Es un área inmensa de innovación que tiene un amplio campo de uso, pero hay que ser cauteloso”, señala el experto en educación de Finlandia que se convirtió en el primer “doctor honoris causa” de la Universidad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (UdelaCiudad).
¿Para qué será buena en el ámbito educativo la IA en Finlandia? Lavonen no da una respuesta tajante y única, sino que anticipa que “es un asunto muy importante para analizar y debatir”, y explica que “cada docente puede definir cómo desarrollar su clase de forma más interactiva y con una mirada positiva”, aunque por el momento “hay precaución en su uso en la primaria y en la secundaria”. Explica que “se busca cómo desarrollar nuevos servicios, pero hay un reto ético y responsable en el uso de la IA”. Señala que “hay investigaciones en el uso de la IA en la educación superior y hay interés en registrar buenas prácticas de esta herramienta. Es un área inmensa de innovación y tiene un amplio campo de uso”.
La profesionalización docente
“En Finlandia no hacemos cambios fuertes, de un lado a otro o movidos por las tendencias de otros países. Tenemos una orientación hacia dónde llegar y ese objetivo no cambia si cambia la política”, aseveró.
Y ahondó en que en Finlandia, cuyo sistema educativo es uno de los mejores del mundo y del que la ciudad de Buenos Aires ha tomado experiencias para replicar en las aulas porteñas y hasta ha enviado docentes a interiorizarse de distintas prácticas, “hay consenso en los grandes temas como creen en la universidad, creen en la docencia y creen en la escuela”.
En las aulas finlandesas, a la que llegan de manera obligatorio los niños desde los 6 años, hay dos maestros que trabajan de forma coordinada y colaborativa. “El docente es autónomo, trabaja de manera colaborativa y se los considera en el mismo nivel de otros universitarios como los médicos, los ingenieros o los abogados”.
La decisión de consolidar a la educación como base del desarrollo de su país fue tomada después de la Segunda Guerra Mundial. “Quedamos muy pobres y sin industrias. Y se decidió implementar la educación como de sistema de posguerra para todos para contribuir al ascenso social”, señaló Lavonen, al recordar que todo el sistema es gratuito, incluido la provisión de libros escolares, los materiales didácticos, las computadoras y hasta el desayuno en todos los niveles educativos. “En Finlandia no es legal cobrar por educación. El sistema es gratuito y público. Los ciudadanos destinamos el 60% de los salarios a impuestos, que se traducen en los servicios que se necesitan”, amplió.
Al referirse a uno de los temas más espinosos en la Argentina, el debate permanente sobre los salarios docentes, solo se limitó a plantear que en Finlandia “no hay grandes diferencias de salarios (entre los profesionales con título universitario) y que hay poca gente rica”.
A su criterio, el éxito del nivel educativo de los ciudadanos finlandeses está puesto en la formación universitaria de los docentes. En 2000, lideró el ranking de las pruebas PISA que realiza la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), y comenzó a estudiarse en diversos ámbitos internacionales su modelo para replicarlo en distintos lugares donde los resultados eran adversos, como sucede en la Argentina.
“Históricamente el docente es el más importante en la comunidad de Finlandia porque era el más formado del pueblo y, además de enseñar, podía dar consejos sobre otras cuestiones importantes para la comunidad. Finlandia es luterana y aunque los pastores también eran importantes, los docentes daban en el siglo XIX conocimientos en temas puntuales. Además, los docentes enseñaron a aprender de forma crítica. Y, si no se sabía leer y escribir, la gente no se podía casar. Así que la educación siempre ha sido fundamental para nuestra comunidad”, explicó Lavonen.
A su criterio, son pocos los países que buscan la excelencia formativa, como sucede en Finlandia, en Alemania o en Estonia, donde “el foco y los recursos están puestos en la formación”. El papel del docente no solo se centra en el aula, sino que forma parte de las decisiones educativas de la comunidad. “Trabaja de forma colaborativa en la planificación de la currícula local”, amplió.
Puntos clave
Renuente a dar consejos para mejorar el nivel educativo argentino, donde los problemas de aprendizaje de lengua y matemática son severos y las evaluaciones nacionales muestran índices ínfimos de mejora, en un tono muy diplomático Lavonen sugirió tres puntos clave: “contar con recursos, tener una dirección y ser colaborativo”. Y concluyó: “todo eso lleva mucho tiempo”.
“No hay soluciones simples”, sumó al destacar la importancia de que la ciudad de Buenos Aires tenga su propia universidad. “Es una brillante idea tener una universidad que pueda contextualizar la situación educativa local”, argumentó y destacó una visita que había realizado a una escuela porteña en la que observó “una muy buena práctica, con el equipo de gestión y los docentes planificando de forma colaborativa”.
Creada en 2018, y en funciones desde 2000, la U de la Ciudad tiene 11 carreras de grado, más de 3000 estudiantes y ya unos 800 graduados. “La mayoría de las carreras son docentes, pero la idea no es competir con los institutos de formación docente. La mayoría de nuestros estudiantes ya son docentes”, amplió Ripani.
La U de la Ciudad tiene intercambio de estudios con la Universidad de Hamburgo y convenios con dos casas de estudios superiores en Finlandia. “En Finlandia son muy abiertos a compartir sus saberes”, reconoció Ripani, al reconocer a Lavonen como un profesional que “trabaja para construir una agenda de relaciones” entre ambos estados.

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