El legado inmunológico de la lactancia: los linfocitos T CD8⁺ como defensa natural frente al cáncer de mama

                                 Imagen tomada de  artículo  unamglobal.unam.mx  

Pepe Herrera

Desde la década de 1950, los investigadores comenzaron a observar diferencias en la incidencia de cáncer de mama entre mujeres que habían tenido hijos y aquellas que no. Inicialmente, el foco se centró en el número de embarazos como posible factor. Las investigaciones demostraron que existía una relación: a largo plazo, el riesgo de cáncer de mama tiende a disminuir con el número de embarazos a término, debido a que la gestación induce cambios permanentes en el tejido mamario que reducen su susceptibilidad a transformaciones malignas.  

No obstante, la ciencia siempre se alimenta de nuevas preguntas. Para la década de 1970 surgió la hipótesis de que otra variable independiente podría ejercer un efecto protector: la lactancia. A partir de entonces se publicaron diversos estudios, hasta que en la década de 1990 se consolidó la evidencia de que la lactancia materna sí tiene un efecto protector frente al cáncer de mama, aunque dicho efecto no elimina por completo el riesgo.

A pesar de ese hallazgo, las investigaciones continuaron enfocándose en identificar los mecanismos biológicos e inmunológicos detrás de esta protección. Tras varios años de trabajo, un equipo internacional de científicos cree haber encontrado una explicación sólida.

Linfocitos T CD8⁺ y cáncer de mama: ¿cómo actúan?

En un estudio titulado “Parity and lactation induce T cell–mediated breast cancer protection”, investigadores de Australia, Malasia, Bélgica, Nueva Zelanda y Reino Unido identificaron un aumento significativo de linfocitos T CD8⁺ —también llamados linfocitos T citotóxicos— en el tejido mamario de mujeres que han estado embarazadas y han lactado. Estas células forman parte del sistema inmunológico adaptativo y tienen la capacidad de eliminar células anormales o malignas.

El coordinador académico en la Facultad de Medicina de la UNAM, el doctor Jesús Marvin Rivera Jiménez, explicó los hallazgos de esta investigación publicada en la revista Nature.

“Los linfocitos T son un grupo de células que forman parte de la inmunidad adaptativa, un tipo de protección que vamos desarrollando a lo largo del tiempo conforme nos exponemos a distintos estímulos o enfermedades”.
— Dr. Jesús Marvin Rivera Jiménez, Facultad de Medicina, UNAM.

Dentro de este grupo celular existen dos grandes subpoblaciones: los linfocitos T cooperadores (CD4⁺), encargados de coordinar la respuesta inmunitaria, y los linfocitos T CD8⁺, cuya función principal es destruir directamente células infectadas, dañadas o cancerosas.

“La importancia de estas células en el tejido mamario es clave, porque en modelos experimentales son necesarias para el control del crecimiento tumoral, y en mujeres se asocian con un menor riesgo y mejor pronóstico en algunos tipos de cáncer de mama”.
— Dr. Jesús Marvin Rivera Jiménez.

Durante el embarazo y la lactancia, el cuerpo femenino experimenta profundas transformaciones fisiológicas e inmunológicas. Tras el periodo de lactancia ocurre la involución mamaria, una etapa de remodelación del tejido que favorece la llegada y permanencia de linfocitos T CD8⁺ de memoria residentes. De acuerdo con el estudio, estas células pueden persistir durante décadas —en algunos casos más de 30 años— como parte del sistema de vigilancia inmunológica local.

Implicaciones médicas y terapéuticas

Comprender el papel de los linfocitos T CD8⁺ abre la posibilidad de desarrollar inmunoterapias más precisas, especialmente para mujeres con cáncer de mama triple negativo, un subtipo agresivo que carece de receptores hormonales y del receptor HER2, lo que limita el uso de varias terapias dirigidas tradicionales.


Actualmente existe la terapia celular adoptiva, una estrategia que fortalece el sistema inmunitario mediante la transferencia de células previamente entrenadas para combatir enfermedades como ciertos cánceres hematológicos. Aunque esta forma de terapia todavía no está aprobada para el cáncer de mama, los nuevos hallazgos podrían permitir enfoques más específicos en el futuro.

“Eventualmente, podrían aprovecharse estas células o su mecanismo de acción para diseñar tratamientos que imiten la protección natural inducida por el embarazo y la lactancia, ofreciendo alternativas terapéuticas innovadoras”.
— Dr. Jesús Marvin Rivera Jiménez.

Lactancia: salud, vínculo y desafíos sociales

El especialista destacó que la lactancia materna no sólo aporta beneficios nutricionales para el bebé, sino también inmunológicos y emocionales para madre y hijo.

“A través de la leche materna, la madre transmite anticuerpos y células inmunes que protegen al bebé frente a diversas enfermedades. Además, este acto favorece el vínculo afectivo y contribuye al desarrollo saludable del recién nacido. La leche materna contiene componentes biológicos únicos que no pueden replicarse de manera artificial”.
— Dr. Jesús Marvin Rivera Jiménez.

Asimismo, subrayó la importancia de comunicar los beneficios de la lactancia sin juzgar ni presionar a quienes, por motivos personales, médicos o emocionales, no pueden o no desean llevarla a cabo. En muchos entornos aún existen obstáculos y estigmas, así como condiciones laborales que dificultan la continuidad de esta práctica.

Un descubrimiento prometedor

El hallazgo de la función protectora de los linfocitos T CD8⁺ en el tejido mamario representa un avance significativo en la comprensión del vínculo entre lactancia y cáncer de mama. Este descubrimiento aporta evidencia científica al valor inmunológico del embarazo y la lactancia, y abre nuevas perspectivas para el desarrollo de terapias basadas en la estimulación o replicación de este mecanismo natural de defensa.

Si bien la lactancia reduce el riesgo de cáncer de mama a lo largo de la vida, no lo elimina por completo; forma parte de un conjunto de factores que influyen en la salud mamaria. Reconocer su complejidad invita a fortalecer políticas de apoyo y sensibilización social para que más mujeres puedan ejercerla de manera libre, informada y segura.

Fuente : https://unamglobal.unam.mx/global_revista

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